Enrique Pichon Rivière
-Entiendo, doctor Pichon Rivière, que estamos hoy frente al problema institucional.
-Creo lo mismo
-Y tengo la impresión de que tenemos en la mano el cabo final de una madeja ardiente. Habría que buscar, objetivamente, el otro extremo…
-Comencemos por decir que este cabo de la madeja es la situación actual. El recorrido entre ésta y el inicial lo llamaremos historia. Si tomamos un trozo de esa trayectoria, que abarque un punto culminante de la actualidad, podremos indagar determinados emergentes que han hecho eclosión convirtiéndose, a su vez, en nuevos factores desencadenantes de esa situación que todos lamentan y cuyo punto neurálgico se situó en Suecia. Esos elementos, indudablemente, no sólo han trabado el desarrollo del fútbol nacional, sino que, por un proceso de acumulación de tensiones, con el desgaste consiguiente, lo han llevado a un estado de retroceso.
-La calle habla partiendo de una base: el éxodo de jugadores que se produjo en Colombia, primero, y a Europa, después.
-Claro, es que no se puede negar que esto significó un desmembramiento de aquel grupo de jugadores que operaba aquí con cierta armonía y cohesión. Por otra parte, la ida o “huída” de miembros de la familia futbolística hacia diversos lugares del globo, se enmascaró detrás de aparentes conflictos económicos. Esto, en realidad, no era más que un disfraz. Bien es cierto que las ofertas tentadoras servían de trampolín, pero estamos en condiciones de suponer que estaba en juego otra serie de conflictos que no se habían hecho lo suficientemente concientes y que llevaron paulatinamente al fútbol a una curva decreciente.
-Veo que se bifurca el camino: hay que considerar en este momento todo lo que concierne a la actividad desplegada por seleccionados y entrenadores.
-Es una parte del problema. La existencia de líderes autocráticos en la dirección técnica de nuestro fútbol; el sometimiento de todos los entrenadores a un líder único; el transplante de sistemas ajenos a la idiosincracia de nuestro juego -víctima por otra parte de planteamientos estereotipados- han impedido la evolución por todos deseada.
-Además, doctor Pichon Rivière, hay una serie de factores que han gravitado profundamente, como la diversidad de intereses en juego, totalmente ajenos al deporte en si. Los dirigentes, por ejemplo, se han convertido en muchos casos en elementos de desarmonización.
-Por supuesto; de allí la necesidad de enfocar el panorama en su ámbito total.
-¿Es decir, que se impone el análisis institucional?
-Sin duda alguna.
-Desde su ángulo: ¿cómo la organizaría usted?
-Comenzaría por un estudio social dinámico, pues es de fundamental importancia el estudio del grupo. El átomo elemental de la vida social no es el individuo aislado, sino el grupo contacto, directo y el individuo en relación con su grupo.
-Nuestro deporte, en general, sin tener una estructura de organización muy complejo, tiene, empero, una urdimbre de esferas superpuestas que hacen confuso el panorama.
-Lo que manifesté anteriormente, nos lleva precisamente a considerar una gran estructura formal, compuesta en cada uno de sus niveles por un enjambre de pequeños grupos de contacto directo o indirecto, cuyas relaciones entre si forman parte de la importantísima dinámica de la institución.
-¿No se podrían establecer concretamente cada uno de esos niveles?
-Sí. Para el análisis de una institución -que en el caso del fútbol es necesaria- debemos tener en cuenta criterios y técnicas que correspondan a cada uno de estos cuatro niveles diferentes:
a) Análisis psico-social (el individuo y el ámbito);
b) Análisis socialdinámico (el grupo y su ámbito)
c) Análisis institucional, a saber: 1) en su estructura formal; 2) en su estructura dinámica y; 3) en sus funciones dentro del ámbito administrativo y nacional;
d) Institución e individuo. (Es decir, llegar a establecer qué representa esa intitución para el individuo).
-¿Cuáles serían los aspectos positivos de este análisis?
-En primer lugar, se obtendría el grado de eficacia del aparato administrativo y conductor en sí, o sea la actividad de los miembros y dirigentes que lo componen. Luego, se estudiarán las relaciones que se establecen entre los entes mencionados y las masas (socios y público) por ellos atendida. En una palabra, que una investigación y análisis institucional puede determinar las causas del mal funcionamiento de la institución y sugerir el modo de evitar la rutina, los anacronismos, la resistencia a las responsabilidades, las dilaciones, la ambigüedad, los defectos de comunicación, las órdenes contradictorias, etc. Y, como consecuencia, se evitaría tembién un fútbol inseguro, individualista, de rendimiento irregular y la degradación del “oficio”.
-En cuanto a esto último, no cabe duda que el jugador “sufre” las consecuencias de todas las anomalías de la esfera directriz.
-Así es. El clima influye sobre el jugador fundamentalmente, quitándole el gusto de jugar y el deseo de perfeccionarse. La no identificación con la institución o la hostilidad hacia ella -consciente o inconsciente- hace que el jugador se sienta “trabado” por el deseo de cumplir sus compromisos por un lado y “sabotear” a la institución por otro. Todos estos procesos no son del todo conscientes, pero se expresan a veces por una conducta irregular que compromete al estado atlético del jugador. A esto se agrega la situación de aislamiento y también un sentimiento de culpa inconsciente que se expresa como autorreproche. Configura a la vez todo esto un círculo vicioso dentro del cual el jugador se mueve sin saber exactamente qué sucede. La manifestación habitual suele ser de su parte: “No sé qué me pasa”; “estoy trabado”; “la gente me molesta”; “no tengo entusiasmo”, etcétera.
-¿De modo que usted ha dado con la fórmula para encontrar el clima propicio que no aparece por ningún lado?
-Creo que no tenemos otra a nuestro alcance. Ese sería el camino para encontrar las condiciones necesarias para el surgimiento de ese clima propicio, ya sea en el interior de los clubes o en las relaciones de la asociación -que aglutina dichos clubes- con sus diversos públicos. Esto equivale a plantear e investigar el problema de las relaciones humanas y públicas, internas y externas a cada club, y de la asociación, considerada como un todo que se ha convertido en un medio común de existencia capaz de ejercer una influencia decisiva sobre las apreciaciones que se hacen en el conjunto de las relaciones humanas. El fútbol, obvio es decirlo, no tiene sólo trascendencia a su vez por los cientos de miles de cultores con que cuenta entre nosotros, sino para otro número mucho mayor de espectadores y aficionados que están concentrados en su derredor. Ya nos ocuparemos del fútbol, cosa que no haré sin antes decirle que ya en 1903 se pubilcó en los EE.UU un artículo sobre la materia titulado: “La psicología del fútbol”, precisamente en razón de un interrogante que sigue en pie: ¿por qué es el fútbol el deporte que atrae mayor cantidad de espectadores y por qué son tántos y tan variados los conflictos que surgen en su medio?
Enrique Pichon Rivière
(En “Psicología de la vida cotidiana”, 1966/67)